El 7 de julio es una fecha muy señalada en España. Se celebra San Fermín, probablemente la fiesta española más conocida a nivel mundial. Pero es también una fecha destacada del calendario nipón, pues se celebra uno de los festivales más conocidos y románticos de Japón: Tanabata, la festividad de las estrellas amantes.
Durante este festival es costumbre colocar varas de bambú recién cortadas en los tejados de las casas o fijarlas al suelo cerca de las viviendas. A las ramas de estos bambús se atan tiras de papel de colores (azul, verde, rojo, amarillo y blanco), denominados tanzaku (短冊), con un poema de alabanza a Orihime (織姫) y su marido Hikoboshi (彦星). Aunque, hoy en día, es más frecuente que estos papeles contengan deseos.
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Conozcamos la leyenda que rodea la celebración del Festival de Tanabata (七夕: “tarde del séptimo”) para comprender su dinámica y añadir más información.
El Rey Celestial, dios del Firmamento, tenía una hija muy hermosa llamada Orihime (“Princesa tejedora”, también denominada Tanabata), que tejía hermosas prendas para su padre a orillas del río Amanogawa (la Vía Láctea).
Un día, mientras tejía en su telar, vio a un atractivo joven que pastoreaba un buey, Hikoboshi, y se enamoró de él al instante. El padre de Orihime, sabiendo los sentimientos de su hija, dio su consentimiento al matrimonio.
Por desgracia, los jóvenes se amaban “demasiado y con poca sabiduría”. Orihime comenzó a descuidar sus labores textiles y el buey de Hikoboshi pastaba sin cuidado por la Alta Llanura Celestial. El padre de Orihime se enfadó tanto que castigó a los ardientes amantes esposos a vivir separados por el Río Celestial (Amanogawa), cada uno en un extremo.
En la séptima noche del séptimo mes, si el tiempo era favorable, una bandada de pájaros formaría un puente sobre el río para que los amantes pudieran encontrarse. Pero estas visitas no estaban garantizadas, pues si llovía, el Río Celestial sería demasiado ancho, incluso para la envergadura de un puente de urracas, y los amantes tendrían que esperar otro año para verse. Por eso en esta época del año los niños cantan Tenki ni nari (“Despeja, cielo, despeja”).
Si el tiempo es propicio y las estrellas amantes se encuentran tras un largo año, se dice que las estrellas Lyrae (Vega, con la que se identifica a Orihime) y Aquila (Altair, con la que se identifica a Hikoboshi), brillan con cinco colores diferentes: azul, verde, rojo, amarillo y blanco, los colores de los papeles en los que se escriben los poemas del Festival de Tanabata.
HADLAND DAVIS, F. Mitos y Leyendas de Japón. Gijón: Satori Ediciones, 2008. ISBN: 978-84-936198-2-4
Puesto que las estrellas están involucradas en esta leyenda, el festival suele celebrarse por la noche. Aunque existen distintas costumbres a lo largo y ancho de todo Japón, cuando termina esta festividad, el bambú, los tanzaku y demás decoraciones de Tanabata se colocan a flote sobre un río o se queman a medianoche o al día siguiente.
Investigando para este artículo me enteré de que existe una canción tradicional para la Fiesta de Tanabata titulada Las hojas de bambú chirrían, chirrían (笹の葉 さらさら). Os dejo la letra, en japonés y en español, así como un vídeo en el que podréis escucharla.
笹の葉 さらさら | Las hojas de bambú chirrían, chirrían |
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笹の葉 さらさら 軒端にゆれる お星様 キラキラ 金銀砂子 |
Las hojas de bambú chirrían, chirrían Moviéndose contra los aleros. Las estrellas centellean, centellean, Granos de arena de plata y de oro. |
五紙器の短冊 私が書いた お星様 キラキラ 空から見てる |
Cinco votos He escrito. Las estrellas brillan Y miran desde el cielo. |
Fuentes: Mitos y Leyendas de Japón | Wikipedia | Mama Lisa’s World |